01 marzo 2006

Metástasis fulminante

El cáncer cuando llega a la etapa de Metástasis, estalla en cualquier lado... se forman metástasis en todas partes... y si, además, se desconoce el origen del cáncer, entonces la metástasis llega al cerebro, las neuronas sangran, y se opere o no... la muerte atrapa ese hombre, ese cuerpo, esa vida.

La tristeza inunda... a quienes continúan viviendo!
Es muy triste ver a una persona muy querida, sufrir... sufrir tanto que no cabe en sí misma!
Eso me sucedió al ver a mi tía llorar la muerte de su marido, mi tío.
Me inundó tristeza al verla a ella tan triste... y creo que esa fue mi manera de escapar al duelo que a mi también me toca hacer.

Hace unos pocos años que me alejé de mi tío... porque había cosas suyas que me molestaban demiasado.
Creo que lo que más me molestó fue el día que se "confesó" frente a mi, porque yo "ya estaba grande para entender"... Ese día me molestó, desde ese día lo miré diferente, vi otra persona... y ya no lograba dialogar con él como lo hacía hasta entonces.

Su sentencia acerca de su cuñada (mi otra tía), fue terminante... y escalofriante!
Dicen que cada familia tiene sus historias... y sus secretos!
Mi familia no es la excepción, pero... me molesta que TODOS me confíen sus secretos, que TODOS acudan a mis oídos...

"Tu tía... siempre quiso que mi matrimonio con Ana fracase... porque tu tía, se quedó caliente conmigo. Ella nunca pudo entender que Ana me eligió y yo la elegí a su hermana y no a ella... porque con tu tía eramos amigos, y fuimos noviecitos... pero ella se quedo con las ganas de garcharme. Y yo... podría habermela garchado para que no joda... pero cómo le iba a hacer eso a Ana?! Pero tu tía... tiene celos de su hermana!!! No se banca que Ana y Yo nos hayamos casado y seamos felices..."

Más o menos esa fue la perorata... y a mi me molestó! NO QUERÍA ENTERARME DE TANTA INTIMIDAD!
Siempre supe que él había sido amigo de mi otra tía, la mayor.
Siempre supe que mi tía Ana estaba enamoradísima de él, desde chiquita.
Siempre supe las anecdotas que, ambas, se permitieron contar!
En ese momento entendí peleas, roces, discusiones, boludeces...
En ese momento lo odié por cargarme de semejante peso y encima... pedirme por favor que no lo cuente, porque sería para problemas, que él me lo contaba para que yo -que ya estaba grandecita- entendiera... lo entendiera!
Y yo... lo que hice fue alejarme, odiarlo por encajarme semejante balurdo!
Desde ese momento lo esquivé, le tuve bronca, no quería charlar con él, ni verlo, menos aún compartir una mesa familiar...
En ese momento lo exilié de Mi Familia!

Cuando se enfermó, miré hacia otro lado.
No di bola, me alejé aún más.
El tiempo pasaba, me comentaban que él estaba grave, a la semana que estaba bien, a los pocos días se agravaba... y yo, lo veia cual programa de TV, donde todo sigue un guión, y el protagonista de la tragedia siempre se salva milagrosamente... o encuentra la paz en la muerte!

Creí que no me importaba que se muriera.
Creí que no me dolería que se muriera.
Creí que sería lo mejor que la muerte viniera a su encuentro.

Dos semanas antes de que la tragedia pusiera fin a la tortura... reconocí que me estaba escapando.
Entonces, me odie por abandonar a mi tía en un momento en el que ella me necesitaba... y por recordar que ella siempre estuvo cuando yo la necesité.
Entonces... durante casi dos semanas la acompañé, estuve cerca, brindándole mi cariño, mi amor, mi compañía.

Luego de ese domingo en que todos la acompañamos en el hospital, después de la extirpación del tumor cerebral que le habian realizado a mi tío... ese día él habia empeorado, el panorama ya era oscuro, ya no hablaba, y habían tenido que inducirle un coma farmacológico para intubarlo y que respire por respirador artificial...

Me comprometí a ir el lunes, ya que no tenía que trabajar... Luego de hacer algunos trámites que debía realizar esa mañana, fui hacia la Clínica de la Esperanza (aunque suene a chiste, asi se llama).

En el momento en que crucé la puerta de entrada a la Clínica... la muerte entraba en la habitación 1 de Terapia Intensiva, pero yo aún no lo sabía.

Entré y mi tía no estaba en la sala de espera central, subí al 5º piso, la puerta de terapia estaba cerrada, toqué timbre y pregunté si mi tía estaba dentro...
Salió una enfermera y me dijo "la señora bajó con la doctora".
Un escalofrío corrió por mis venas.
Fui hasta la Planta Baja, a encontrar a mi tía, al llegar, la llamé al celular...

"Tía, donde estas?"
"El tío se murió..." sollozó "...estoy en una oficina... haciendo los papeles..." y rompió en lágrimas.
Se me empañaron los ojos, temblé, no podía enunciar palabra.

Llamé a papá... él ya sabía, y estaba en camino.
Lloré.
Me senté.
Lloré.
Me obligué contener la angustia y... contener a mi tía, que estaba cual piltrafa humana.

Cuando se acercó a mi, me levanté y la abracé fuerte, fuerte, fuerte!
Ella lloró en mi hombro, llena de angustia, de dolor, de tragedia...
Repetía incoherencias, repetía justificaciones, repartía culpas...

Al llegar papá, fuimos a realizar los trámites de la cochería.

Y luego... el duelo, el velatorio (espantoso, como todos los velatorios)... y el cadáver amarillo, en descomposición, impresionante... excesivamente impresionante!
Sólo entre una vez al lugar dónde se situaba el cajón... abierto.
Era extremadamente impresionante.

Sólo entré a abrazar a mi tía en un momento en que escuché lo mucho que se angustió... al cadaver lo vi de refilón... y la impresión me alcanzó para no querer entrar otra vez en ese espantoso lugar.

Estaba amarillo, hinchado, deformado, con olor a putrefacción... horrible!
Si, ya se que es un muerto... pero... luego de semejante cáncer, tanta medicación y respirador artificial, el proceso de pudredumbre se acrecentaba a pasos agigantados!
Gracias al buen juicio de mi tía, no hubo coronas... de haber sido asi, hubieran contado también con mi vómito en algún lugar de la sala velatoria.

Cuatro días después, mi prima, mi hermano y yo, nos embarcábamos en un Grandioso Viaje... El Primero que Realizamos JUNTOS por motus propio: viajamos a Bahía Blanca.
El Viaje es un capítulo aparte, pero, ahora, que regresé a Buenos Aires... ahora me doy cuenta de que el viaje fue la mejor excusa para escapar... escapar del duelo, escapar de la angustia, escapar del dolor... o lo que es peor aún... creer que escapaba del duelo, de la angustia, del dolor, siendo que lo que estaba haciendo era posponerlo!

Duelo que Ahora Necesito Hacer.
Angustia que Ahora Necesito Sacar.
Dolor que Ahora Necesito Sentir.

Yo creía que no lo quería... pero fueron muchos años, mucha vida compartida, muchos recuerdos, muchas anécdotas...
Y ella lo amaba...


(qué alivio escribir todo esto!)